18 Dic Desarrollo de un Plan de Acción en cuatro fases
Te propongo el desarrollo de un plan de acción, en el que seguiremos el esquema de consecución de objetivos de Joseph O’Connor (entre otros muchos). Te cuento cómo será:
Primera fase: Objetivos y autoconocimiento.
En primer lugar se especificarán los objetivos que se quieren alcanzar y los posibles obstáculos que podemos encontrar en el camino. Tiene que ser un objetivo concreto y preciso. Por ejemplo: “en seis meses quiero tener abierto mi negocio”. Es importante que el objetivo dependa de ti, no que sea algo que deban hacer los demás, como por ejemplo “en seis meses quiero tener 30 clientes”. Tú puedes hacer todo lo que puedas por tenerlos, pero depende de ellos ser tus clientes, o no.
También es necesario conocer tu grado de motivación para mejorar y debes tener claro que este proceso implicará cambios personales que debes asumir voluntariamente.
Haremos un proceso de autoconocimiento, descubriremos tus valores, en los que vas a apalancar para conseguir tu objetivo. Por ejemplo, si tu valor es la Familia, cuando flaquees en los trabajos a realizar, solo con recordar que este esfuerzo lo estás haciendo para potenciar tu Familia, seguro que eso te da ánimos de nuevo.
También veremos si hay alguna creencia limitante que te puede impedir actuar o te va a poner zancadillas en el proceso. Sólo con identificarla, se debilita considerablemente porque ya no actúas de forma inconsciente según esa creencia que te obligaba a actuar de una forma determinada. Por ejemplo, si tienes una creencia de que “No soy buena en matemáticas” cuando tengas delante la cuent de resultados de tu empresa te bailarán los números. Pero si descubres que eso lo crees porque tuviste una mala experiencia en la escuela en la infancia, y eso lo has arrastrado hasta ahora podrás decidir que puedes entender los balances solo con que te lo expliquen y no tienes ninguna carencia especial en matemáticas. Puede que no te gusten, pero no significa que no entiendas tus propias cuentas.
Segunda fase: planificación de la acción.
Ya puedes ponerte en marcha. Es momento desarrollo del plan de acción, y establecer unas tareas concretas que te dirijan al objetivo final. Estas “metas volantes” han de ser claras y específicos, desafiantes, medibles y limitadas en el tiempo, para establecer un plan de acción.
En este momento algunas preguntas que nos pueden ayudar son:
- ¿Qué importancia tiene para mí este objetivo marcado en una escala del 1 al 10?
- ¿Qué haré para abordarlo?
- ¿Cuándo lo haré?
- ¿Dónde lo haré?
- ¿Qué estrategias necesito para cumplir el plan?
- ¿Cómo demostraré que he alcanzado mis objetivos?
- ¿Cómo reconocerá mi entorno mis nuevos conocimientos y técnicas?
El siguiente paso, una vez establecidos los objetivos y estrategias, consiste en comenzar a trabajar sobre el terreno. A medida que avanzamos se irán revisando los progresos y se hará frente a los obstáculos o dificultades que puedan aparecer.
Tercera fase: ¡a trabajar!
En esta fase tendremos unas reuniones semanalmente en las que revisaremos las acciones que se han realizado y qué dificultades se han encontrado, y trabajar en eliminarlas.
Se trata de elegir los hábitos que quieres tener para conseguir tu objetivo, de darte cuenta de qué acciones concretas debes realizar para lograr lo que quieres, y … hacerlas, claro está.
Cuarta fase: evaluación, celebración y seguimiento.
Llega el momento de observar si el objetivo está cumplido. Volvemos al objetivo que se decidió en la primera fase y comprobamos si se ha logrado.
Si es así, toca celebrar y felicitarse del logro conseguido. Y seguir trabajando en el siguiente…
Y si no es así, evaluaremos qué es lo que ha faltado para ponerlo sobre la mesa. Y seguir trabajando…
Como la vida, el proceso de avanzar, aprender, lograr… no termina nunca. ¡Y eso es maravilloso!.